domingo, 8 de marzo de 2015

¿Es posible regenerar el daño de un Infarto Agudo de Miocardio?



 

Se puede regenerar el corazón infartado.



Se acaba de demostrar que es posible regenerar el daño que ocasiona el Infarto Agudo de Miocardio por medio de una sustancia natural que se obtiene de una planta muy corriente en España.

El procedimiento consigue niveles de recuperación que dejan al corazón funcionalmente casi como en la situación previa al infarto.

La revista científica Biochemical Pharmacology acaba de publicar una investigación en la que científicos españoles demuestran el potente efecto cardioprotector que tiene un terperno al ser administrado tras un infarto de miocardio.

Hace tres años los investigadores de la Red de Investigación Cardiovascular (RIC) demostraron que al aplicar algunos terpenos a células cardíacas que habían sido sometidas a isquemia o hipoxia, es decir, cuando se les reduce a la cantidad de oxígeno, éstas mantenían una alta viabilidad.

La investigación ahora publicada supone un paso más. Los investigadores de la RIC han aplicado terpenos a un caso de infarto en animal entero, ligando la arteria coronaria ascendente izquierda durante 30 minutos, con lo que provocaron un infarto de miocardio y después ,al mismo tiempo que reoxigenaban el corazón, añadían terpenos.

Descubrieron que con dosis muy bajas (micromolares) entre 5 y 10 minutos tras el restablecimiento del flujo sanguíneo estos animales presentaban una excelente función cardiaca, manteniendo excelentes volúmenes de eyección, es decir, tenían mucho menor grado de infarto (reduciéndose un 88 por ciento el área infartada).

La principal novedad del hallazgo radica en que hasta ahora se habían probado moléculas cardioprotectoras pero, por lo general, añadidas antes de hacer la isquemia, es decir, antes de que se produzca el infarto de miocardio. El terpeno que se ha utilizado ahora actúa después del infarto.

La traslación futura de este hallazgo a la práctica clínica consistiría en que añadiendo este terpeno minutos después del infarto de miocardio, las consecuencias de éste serían mucho menores y el corazón quedaría en una situación funcional mucho mejor.

Para medir los resultados, se han realizado comparaciones entre el grupo control y el de los animales que recibieron terpeno, valorando diferentes marcadores (función renal, función hepática, poblaciones linfocitarias, etc).

A nivel cardíaco se ha observado mucha menor fibrosis (cicatriz que deja el infarto en el corazón; 89 por ciento de reducción en la fibrosis a Los 21 días) y volúmenes de eyección (cantidad de sangre que el corazón es capaz de expulsar al contraerse) equivalentes a los de los animales no infartados, sin diferencias estadísticamente significativas.
 
Sideritis lasiantha
 
El terpeno utilizado se extrae de la Sideritis foetens (Sideritis lasiantha), una planta crucífera muy abundante en España, que produce estos terpenos sobre todo en la época de verano.

El efecto cardioprotector es debido a modificaciones moleculares específicas introducidas en la familia de los diterpenos labdanos. Por el contrario los terpenos que no tienen esas modificaciones no son cardioprotectores.

Además, las modificaciones en la estructura molecular han permitido minimizar su toxicidad a nivel celular, hasta el punto que se podrían incluso emplear concentraciones de esta sustancia diez veces mayores que la utilizadas en esta investigación.

La síntesis química de esta sustancia es muy sencilla, lo que la convierte en un producto muy fácil de incorporar en estudios clínicos posteriores.

El siguiente paso será probar en animales diferentes actuaciones que permitan simplificar más la molécula y mejorar todavía más esta respuesta primaria cardioprotectora obtenida.

Hay además parámetros de esta molécula que todavía están pendientes de valorar, por ejemplo si su farmacocinética es la óptima.

Respecto de si el paso a la utilización en humanos puede suponer dificultades añadidas, normalmente será todo lo contrario.

No se esperan grandes diferencias entre animales y humanos, porque ya se han utilizado algunas líneas de células cardíacas humanas que in vitro han permitido probar la acción protectora de esta sustancia frente en una situación de anoxia.
 

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